Hoy ha muerto Lata Mangeshkar, una de las grandes voces indias, quizás la voz de Bollywood. Única e irrepetible.
Lata Mangeshkar nació en 1929 en Indore, Madhya Pradesh. Tanto ella como su hermana, la igualmente popularísima Asha Bhosle, estudiaron música con varios maestros conocidos desde muy pequeñas. Grabó su primera canción en 1942 y, desde entonces, no paró. En 1991 llevaba unas seis mil canciones en dieciocho lenguas, hoy son unas treinta mil. Su particular estilo vocal se ha convertido en la marca estética de la identidad india femenina “moderna y postcolonial”, una identidad específica de la feminidad.
Las décadas de los 40 y, sobre todo los 50, suele considerarse la época dorada del cine en hindi (Golden Age of Hindi Cinema), quizás porque el nuevo sistema de producción independiente trajo consigo mayor flexibilidad que los estudios cinematográficos (studio system), aunque los productores apostaron siempre por la fórmula “estrellas, música y baile, espectáculo y fantasía” para minimizar riesgos. Esta época es la de los grandes directores en hindi (además de Satyajit Ray), Raj Kapoor, Mehboob Khan, Guru Dutt y Bimal Roy, la consolidación del playback (y con ello la fama de Lata Mangeshkar) y la llegada de las grandes estrellas (Nargis, Madhubala, Dilip Kumar, Raj Kapoor y Dev Anand). Estos cuatro directores se formaron en los años 30 y 40, la época traumática de la lucha por la independencia, las hambrunas, la lucha global contra el fascismo etc., acontecimientos que contribuyeron a sus valores humanistas contra la pobreza y las desigualdades sociales, que se habían agravado durante y después de la II Guerra Mundial. Otra característica común era su profunda preocupación por la cultura india, antigua y contemporánea, popular y sofisticada, y su gran habilidad para comunicar y conectar con las masas para el cambio.
Aunque la técnica de la grabación en playback empezó a mediados de la década de los 30, ese periodo estaba dominado por el actor-cantante. La identidad de la estrella se construía en términos de voz y no de cuerpo. Entonces lo oral prevalecía sobre lo visual. Sin embargo, en los 40, la industria empezó a usar voces fantasma en el que el actor solo movía los labios, sistema dual que ha prevalecido hasta ahora. Al principio los cantantes playback no eran conocidos, sin embargo la inmensa popularidad de algunas canciones convirtieron ese anonimato al estrellato. Lata Mangeshkar se hizo su propio nombre en 1949, cuando sus fans aclamaron su canción «Aayega aanewala» del film Mahal, La Mansión, de Kamal Amrohi (aquí en directo, donde se ve la orquesta y la riqueza de sus instrumentos), forzando a las emisoras de radio a citar su nombre cuando la ponían. Su voz ha llegado a eclipsar a muchas de las actrices a quien prestaba su voz.
Como explica Sanjay Srivastava, su voz se estableció como el “ideal” en la música popular y la cultura de cine en general, producida en estudios urbanos e impuesta a la audiencia heterogénea. Lata Mangeshkar es “mujer”, “mujer-nación”, representa a la India como «diosa hindú», es “tradición”, “reina y ama de casa, santa y ciudadana”.
Cuando la cultura india se une al paisaje, los personajes de las películas (héroes y heroínas en una un cine con características épicas y orales) se encuentran para cantar y bailar en estos lugares emblemáticos, que se constituyen como espacios culturales y nacionales. Muchos de estos lugares de la cultura india eran espacios públicos, es decir “fuera de casa”. Así pues, un aspecto que define a la cultura popular, una vez que se une a paisajes y territorios, es su naturaleza. En los 50 se estableció un vínculo entre nacionalismo y la creciente visibilidad de la mujer fílmica en los espacios públicos.
La innovación estilística de Lata Mangeshkar fue una solución viable para representar a la mujer en la esa nueva esfera pública: al mismo tiempo que el cuerpo de la mujer se hacía visible en lugares públicos vía films, su presencia se “reducía” a través del timbre expresivo de su voz. La mujer se domesticó a través de ese timbre, tonalidad y estructura estilística que marcó su presencia. Lata Mangeshkar es el puente entre la historia colonial-nacionalista y la forma en que el cine moderno representa a la mujer. Lata Mangeshkar consigue romper la relación entre el actor y el público e imponer un código de interpretación a través del énfasis dramático en el modo de cantar, en vez de en la canción, a través de la “perfección sensual de la voz”, donde lo femenino se puede solo articular a través de un timbre y estilo definido.
La relación con la tradición oral como modo de interacción
Los contextos performativos de la oralidad se dan en la situación en que el oyente puede volver a hablar, interrumpir y reinterpretar. La dinámica en un contexto oral es aquella en lo artístico no se reduce a ninguna característica particular ni a su voz, sino a contar una historia de forma clara y variada. La forma tradicional de la música india era no escrita y pertenecía a este entorno oral. La música de Lata Mangeshkar empieza a ser compuesta, con elaborados arreglos, y notada (o sea, escrita). Este modo «literario» de actuación privilegia al “experto” y priva del derecho de representación a la persona que no es profesional ni experta. En este sentido, la voz de Lata Mangeshkar se convierte en una autoridad incuestionable del ideal femenino. La consolidación de lo literario como un aspecto de la modernidad india sirve para codificar representaciones de la feminidad. La voz adolescente de Lata en una mujer adulta establece la autoridad en un mundo escrito sobre las posibilidades que marcó el universo expresivo de lo oral.
La histórica asociación de lo escrito con el hombre legitima la autoridad de las nociones masculinas del signo “mujer”. La voz de Lata es género y clase. Es respetable ama de casa, culto a Mirabai (poeta-princesa bhakti), «madre» (¿hermana?), virgen de la nación. Todo en contraste con Begum Akhtar, de estilo cortesano (kotha, tawaif), voz nasal y fuerte («masculina»), que bebía, fumaba y que no hizo ningún esfuerzo por parecer «respetable»; o con Helen, mi preferida, la más «vamp» del cine indio. Lata Mangeshkar, mujer india «moderna», hindú y de clase alta, figura mujer-ciudadana, ideología de lo “puro” y lo “respetable”, portadora de la tradición «hindú».
Y, a pesar de lo que representa, la adoro. Me sabe a pakora y a samosa en uno de esos cines gigantes a punto de desaparecer, a buenas tardes en Dili Haat y a viajes interminables en rickshaws, buses y trenes, a los mejores recuerdos de DU y JNU. Es mi banda sonora de mis años en India, de «Jiya Jale» en Dil Se, con Shahrukh Khan y Preity Zinta, o de «Dil to Pagal Hai» en la película homónima, también con Shahrukh Khan, Madhuri Dixit y Karisma Kapoor. Su voz nunca se apagará.

