Hace unos años, cuando me compré mi primer vestido tradicional etíope (habesha kamis), mi amiga Azeb me pasó una revista de su padre para explicarme los diseños. Aquel número de Ethiopian Mirror de 1968 (volumen 6, número 4) sigue siendo una referencia de la moda etíope en la actualidad. En ella aparecía la señora Tsion Andom, más conocida como Mama Tsion, posando con sus diseños en varios escenarios.

Entonces se presentaba a Tsion como una revolucionaria de la moda que traía nuevas tendencias después de décadas en las que no se había innovado casi nada. Inspirada en emperatriz Menon, esposa del Haile Selassie, y la moda de los años 30, aparecía con grandes sombreros (dereb cob) y capas (kaba). La novedad se debía a la creación de cenefas (tilet) originadas por el tradicional mesob (el cesto de paja donde se guarda la enjera), la flor típica de Meskel y diseños geométricos entre otros. Todavía hoy se conservan los nombres que ella les asignó: Mesob, Meskel (cruz), flor de Meskel (margaritas), Gara (tipo pirámides o montañas), Harar Shererit (telaraña)… También ideó nombres para el color de sus telas como el azul – verde que llamó Haile Selassie I, el azul claro al que puso el nombre de su esposa Menon y otros asociados a otros miembros de la nobleza. En los años 60 mantuvo la capa (kabo, kaba) para ocasiones formales y el pañuelo que se usa como velo (natela) para acompañar cualquier prenda, pero también apostó por vestidos cortos vanguardistas inspirados en los patrones europeos y especialmente la ampliación de la cenefa a diversas partes del vestido, no solo al borde. Se trata siempre de vestidos que se tejen a mano en un telar. Tradicionalmente, en Etiopía, las mujeres hilan y los hombres tejen.
En una entrevista reciente en el primer número de African Mosaïque, revista editada por la diseñadora y modelo Anna Getaneh, Mama Tsion explicaba cómo se inició en la moda. Como esposa de diplomático, había vivido en Italia, Francia, Egipto, Sudán, Palestina… y allí aprendió varias lenguas y, de manera autodidacta, a confeccionar su propia ropa porque quería ser elegante y original sin dejar de ser etíope y africana. También destaca en la entrevista su pasión por la cocina y la comida casera, quizás por eso ha vivido cien años.
Mi admiración por la primera diseñadora etíope que creyó en su cultura y cuyos diseños y creatividad perviven tantos años después. Hoy nos encontramos con diseñadores de moda lenta sostenible (slow fashion) como Anna Getaneh, Sabahar, YeFikir… que mantienen su producción artesanal y encontramos cada vez más en los mercados populares (Shola, Posta, Shiro Meda…) vestidos con poliéster o algodón de mala calidad, falsas cenefas (cosidas en vez de tejidas) y diseños etíopes made in China.






